Cartagena, testigo del fin de las Farc
Hoy se
hará historia. Eso han afirmado los mandatarios que llegaron a Cartagena para
acompañar al presidente Juan Manuel Santos y a “Timochenko”, máximo líder de
las Farc, a firmar el acuerdo de paz.
A las 5:00
p.m., 2.500 personas presenciarán el evento que cerraría 52 años de conflicto
armado con la guerrilla más vieja del continente, si así lo refrendan los
colombianos el próximo domingo.
Será un
evento “solemne y alegre”, en palabras de María Claudia Lacouture, ministra de
Comercio, Industria y Turismo. “Todos los colombianos vamos a estar
representados en los asistentes, ya que habrá personas de todas las regiones.
No es un show, es un evento para cerrar esta dolorosa guerra”.
La
presencia de 17 jefes de Estado tiene a la Fuerza Pública y al personal de
Migración Colombia en alerta. Según el ministro de Defensa, Luis Carlos
Villegas, 1.200 hombres del Ejército, 1.500 de la Policía, cuatro navíos de
gran capacidad, nueve navíos rápidos, seis batallones tácticos de la Armada
Nacional, más 29 aeronaves llegaron a La Heroica a reforzar la seguridad.
Para la
logística del evento, que tendrá un costo aproximado de 1.500 millones de
pesos, aportaron la Alcaldía de Cartagena, la Gobernación de Bolívar y la Presidencia
de la República. “Será un montaje muy sencillo, al aire libre en la plaza de
banderas del Centro de Convenciones”, explicó la ministra.
Apoyo
internacional
De manera
unánime la comunidad internacional apoya el Acuerdo Final. El presidente de
Costa Rica, Luis Guillermo Solís, uno de los primeros en arribar a Cartagena,
advirtió que la consolidación de la paz será posible gracias a un acuerdo
imperfecto, “porque ningún acuerdo es perfecto”.
Su país
tuvo la experiencia de superar un conflicto armado de carácter internacional
que se extendió por Centroamérica, y ahora, después de que la sociedad
costarricense construyó la paz en su territorio, el mandatario dijo: “vivir en
paz es bellísimo, la tranquilidad que da la paz es la que permite que poco a
poco la ciudadanía pueda salirse del miedo que para mí es probablemente la
forma más humana, pero también la más perversa, de no tener felicidad, y el
miedo, la guerra y la violencia siempre van de la mano”.
Solís
aseguró, además, que una paz que busca la equidad entre las personas, que tiene
un sistema político inclusivo donde hombres y mujeres accedan a los beneficios
del desarrollo de manera justa, “es el otro nombre de la felicidad”.
De acuerdo
con Lacouture, ese apoyo internacional es evidenciado en el respaldo que
Naciones Unidas le ha dado al proceso de paz, y en la asistencia de 17 jefes de
Estado, 24 cancilleres y 10 directores de organismos multilaterales.
Desde las
víctimas
Cartagena
fue seleccionada como sede del acto protocolario de la firma del acuerdo no por
ser un gran destino turístico, sino porque todo el departamento de Bolívar ha
vivido de manera especial el conflicto armado, expresó Paula Gaviria, consejera
presidencial para los Derechos Humanos.
Misael
Payares, víctima de los paramilitares en Buenos Aires, Bolívar, y Premio
Nacional de Paz 2013, expresó: “los campesinos no hemos visto la guerra por
televisión, los campesinos la hemos vivido, por eso no la queremos”.
Agregó que
lo que más le llama la atención es que los colombianos ya no venden la imagen
de que nos estamos matando, “sino que ya nos estamos abrazando”.
“Aquí lo
que pasa es que alguien ha vivido de la guerra y el que ha vivido de la guerra no
quiere que se le acabe el negocio”, dijo Payares y agregó que su miedo con
estos acuerdos es “que no cumplamos”.
Como a
Misael Payares, la Unidad para las Víctimas llevará al evento 400 víctimas de
todos los departamentos para que sean testigos del fin de uno de los capítulos
más dolorosos de la historia del país.
Cartagena
debate en paz
El sector
de Getsemaní vio ayer a los equipos de logística trabajar contrarreloj en el
Centro de Convenciones para dejar todo listo en el recinto que alojará el
histórico evento. Camiones traían miles de sillas, y trabajadores con camisetas
blancas montaban las estructuras metálicas para sostener luces, techos y
tarimas donde hoy se realizarán los anuncios más importantes para el país.
“Estamos
acá coordinando mil cosas. Ha sido un trabajo apresurado, vertiginoso, pero
vamos bien. No hubo tiempo de acondicionar el lugar pero todo está en orden ya.
El equipo logístico fue muy serio y la ciudad ha colaborado de forma
impresionante. Sin duda va a ser una ceremonia exitosa”, consideró Francisco,
uno de los supervisores de la parte logística del evento.
No muy
lejos de allí, los pocos comerciantes callejeros se quejaban del perjuicio
económico que les ha representado esta coyuntura de firma durante varios días.
“La gente
que quiere trabajar para comer no la dejan entrar. Esto va a quedar solo y la
firma afecta mucho. Y mañana es peor. Apoyemos o no apoyemos los que mandan son
ellos y a uno le toca acomodarse a lo que digan”, dijo Ana Felicia, vendedora
de refrescos de Getsemaní.
Respecto
al apoyo o rechazo de los cartageneros a los acuerdos de paz, las opiniones
varían, aunque se percibe que la mayor parte anhela otro paso más hacia un país
sin confrontación violenta. También hay un deseo generalizado de que la firma
de los acuerdos transcurra en completa normalidad.
Para
Antonio Solano, comunicador que se opone a ellos, “uno teme que en cualquier
momento pueda ocurrir algún incidente causado por personas malintencionadas”.
En cualquier caso, este rechaza un proceso que considera “da impunidad a la
guerrilla. Pero la mejor forma de expresarlo no es entorpeciendo la jornada del
acuerdo, sino votando en el plebiscito”.
Franklin
se sentaba al medio día y a pleno sol en una butaca junto a la estatua de
Miguel de Cervantes en Getsemaní. Su taxi estaba parqueado cerca de allí, y
como los de muchos de sus colegas, estaba adornado con calcomanías del Sí.
“Aquí en Cartagena hay más gente que apoya la paz que la que está en contra. Y
en los pueblos de Bolívar, que han sentido más el conflicto, el apoyo al Sí es
generalizado”.
Sin
embargo, otro taxista dijo que lleva un mes haciendo una encuesta en su
vehículo y que aunque él va a votar por el Sí, desde ya sabe que en Cartagena
ganará el No.
CONTEXTO DE LA NOTICIA
ANDRÉS PASTRANA ARANGO
Presidente de Colombia (1998-2002)
Ya estaba la firma; lo de hoy es un acto político
Lo de hoy es un acto eminentemente político y búsqueda
de votos a favor del Sí, promovido por altos funcionarios del Gobierno, una
semana antes del debate electoral que se va a celebrar el próximo 2 de octubre
en el país. Lo grave es que el Acuerdo entre Santos y ‘Timochenko’ ya está
firmado. Si no estuviera firmado el presidente Santos no hubiera podido
convocar el plebiscito en el Congreso de la República. Por eso lo de hoy es un
engaño que nos están haciendo.
Lamentable la presencia de mandatarios
extranjeros, porque es una intervención directa en los asuntos internos de
Colombia. Cuando estamos a pocos días de un debate electoral, no debería haber
injerencia de gobiernos extranjeros, no deberían venir presidentes, ni jefes de
estado, porque se convierte en un acto político de respaldo a una parte del
país que está a favor del Sí en el plebiscito. Eso podría invalidar el proceso
del 2 de octubre.
La descertificación de Colombia este mes en la lucha
con el narcotráfico afectó la venida del presidente de Estados Unidos, Barack
Obama. Eso no ocurría desde la época de Samper. Santos enterró el Plan
Colombia. Pasamos de 40.000 hectáreas, en los últimos tres años, a 200.000 hectáreas
en este año, según las versiones de Estado Unidos. El presidente Obama ha dicho
que Colombia volvió a ser el mayor productor de cocaína del mundo. Esto quedó
confirmado cuando Santos declaró el narcotráfico como un delito conexo. En los
últimos tres años pasamos de 40.000 hectáreas que dejó el presidente Álvaro
Uribe a 200.000 que quedan hoy. En segunda instancia las Farc hoy son más
ricas. Sus ingresos aumentaron en un 60 por ciento. Es el único negocio del
mundo que quintuplicó su producción y logró utilidades por más del 60 por
ciento gracias a la devaluación del dólar.
CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO
Presidente de Colombia
(1990-1994)
El fin de la guerra y la
construcción de la Paz
Tenemos el fin de la
guerra con las Farc después de 50 años de enfrentamientos armados que han
dejado miles de víctimas por toda Colombia. Una guerra absurda en la que
acabamos con buena parte de nuestras vidas y del presupuesto para asumir una
batalla por convencerlos que el mejor camino era dialogar.
Convencer a las Farc de
dejar las armas es el resultado de largos años de confrontación dura con varios
gobiernos, entre ellos los de Álvaro Uribe Vélez y el propio presidente Juan
Manuel Santos, que como producto de sus estrategias militares hoy nos tienen
adportas de acabar con esa larga noche de pesadillas que significó todos estos
años de víctimas, de derramamiento de sangre, de dolor.
Los acuerdos se lograron,
entre otros, gracias a que Colombia se aferró a las nuevas normas
internacionales y desarrolló su propio concepto de justicia restaurativa en la
que todas las víctimas podrán ver a la cara a sus victimarios, quienes
reconocerán sus actos, les pedirán perdón y los restaurarán. Así es que se
acaban las guerras, sentados dialogando, no disparando cinco décadas más. Una
justicia transicional que cobije a todos los involucrados en la guerra,
incluidos los empresarios, los militares, los guerrilleros .
Ahora que el presidente
Juan Manuel Santos, con gran inteligencia, y gracias a la comisión negociadora
lograron firmar el Acuerdo del Fin de la Guerra con nueve mil integrantes de
las Farc, llegó el momento de perdonarnos, de la reconciliación, del trabajo en
conjunto para reconstruir a Colombia y marcar el camino de un país en Paz para
nuestros hijos y nuestros nietos. Ellos crecerán en otra Colombia, la del post
conflicto, la que dejó atrás la guerra y se decidió por darle una oportunidad a
la Paz. Démosle la oportunidad a una Colombia en Paz.
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